
El colon irritable, también denominado síndrome del intestino irritable (SII), lo podemos definir de muchas maneras. De hecho, podemos encontrar en las redes la descripción detallada de la enfermedad con sus variantes y los síntomas más frecuentes. Ahora bien, no es fácil encontrar soluciones que te permitan resolver o mejorar este problema.
Si lo sufres, es probable que en más de una ocasión algún profesional de la salud te haya dicho que no tiene cura y que tienes que aprender a convivir con él. Y, con un poco de suerte, te habrá aconsejado que comas de forma saludable y que no te estreses. Entiendo cómo tiene que ser recibir una respuesta tan poco esperanzadora y tan poco concreta, que te aporta más desaliento que herramientas y estrategias para resolverlo.
En una cosa estamos de acuerdo y es que es importante tener presente el SII y valorarlo. Es un problema de salud que no te quitará la vida, pero si la calidad de vida. Y esto es esencial, porque la vida la tenemos para disfrutarla y no para sufrirla.
Se trata de un problema de salud que no te quitará la vida, pero si la calidad de vida. Y esto es esencial, porque la vida la tenemos para disfrutarla y no para sufrirla.
Brenda Ballell
Con esto no te digo que sea fácil acabar con los problemas e inconvenientes que comporta sufrir el SII, pero sí que se pueden mejorar enormemente y limitar sus episodios a situaciones aisladas y esporádicas.
Para llegar a este punto, es esencial conocer la enfermedad, cómo funciona tu aparato digestivo y cómo funcionas tú, es decir, conocer aquellas emociones que te generan estrés y despiertan y activan tus problemas digestivos. También es bueno analizar si dispones de las herramientas necesarias para gestionarlo. Y a partir de aquí, estar dispuesto/a a hacer cambios en tus hábitos alimentarios, en tu estilo de vida y, probablemente, a tomar decisiones que te hagan salir de tu zona de confort y que te lleven a una vida más coherente con quién eres y con lo que quieres.
Llegado a este punto, podrás percibir que este síndrome es bidireccional. Su base se encuentra en dos sistemas conectados, el sistema digestivo y el sistema nervioso, y para poner remedio al malestar continuo que te limita en tu día a día, es clave poner orden en los dos sistemas a la vez. Difícilmente podrás solucionar el problema si solo reequilibras uno de ellos.
Hago ahora un repaso de la parte más descriptiva de este síndrome. El colon irritable es un trastorno bastante frecuente y crónico que afecta el trato gastrointestinal. Se caracteriza principalmente por dolor, inflamación abdominal y alteración de los hábitos de defecación (estreñimiento, diarrea o ambos), entre otros. Por su diagnóstico se suelen aplicar los Criterios de Roma (IV).
Se dice que es un trastorno funcional, porque en muchos casos las pruebas diagnósticas realizadas son todas correctas y no se encuentra una razón física tratable que lo provoque. Aun así, es necesario hacer un buen estudio y valoración de aquellas causas que pueden haberlo desencadenado y provocado, como pueden ser las infecciones intestinales (bacterias, parásitos…), intolerancias o alergias alimentarias (gluten, lactosa, fructosa…), desequilibrio de la microbiota (flora intestinal), sustancias tóxicas, medicamentos, etc Sin olvidarnos de hacer un testeo de los niveles de estrés y del estado de las emociones.

Una vez valorados todos estos factores, se podrán reajustar de forma individual los hábitos alimentarios y el estilo de vida, y en caso necesario, seguir el tratamiento adecuado.
Brenda Ballell
Afortunadamente, esta perspectiva más global del manejo del SII, se está extendiendo en el ámbito sanitario y se empieza a reconocer la importancia del estado de la microbiota y de la necesidad de personalizar la dieta de cada persona, así como de diseñar un tratamiento individualizado para recuperar las funciones digestivas y la salud a nivel global.