La respuesta en muchos casos no es tan simple como un SÍ o uno NO

Intentaré explicártelo a partir de mi caso. Hoy en día, no puedo decir que sea celiaca. Lo que sí que puedo afirmar es que soy sensible al gluten.

Quizás habrás leído en mi web o en el primer artículo del blog qué es mi historia personal en términos de salud. Para resumirlo brevemente, desde la adolescencia y hasta aproximadamente los 36 años, sufría a menudo de dolor de cabeza, migraña, reglas muy dolorosas, falta de hierro, cansancio, alergias, picor a la piel, contracturas musculares, un poco de gases, un poco de irregularidad para ir al lavabo… Nada importante en ningún caso, pero sí bastante molesto para mi día a día y calidad de vida.

Fue a los 36 años que un día empecé a tener diarreas importantes de causa desconocida que no paraban y duraron más de 15 días seguidos. A raíz de este episodio, investigaron si era celiaca.

Los principales factores a valorar en la celiaquía son: la sintomatología, la presencia de anticuerpos contra el gluten en sangre, la predisposición genética y la biopsia intestinal.

Brenda Ballell

Hago un inciso para explicarte que existe una guía de consenso sobre la enfermedad celiaca en Cataluña, realizada por expertos sanitarios, que tiene que servir para diagnosticar si una persona es celiaca o no lo es. Los principales factores a valorar son: la sintomatología, la presencia de anticuerpos contra el gluten en sangre, la predisposición genética y la biopsia intestinal. Si como mínimo tres de estos cuatro factores son positivos, tendrás el diagnóstico de celiaco/a. Y aunque te pueda parecer incomprensible, desde mi punto de vista, si no te encuentras bien y tienes este diagnóstico, eres un afortunado/da porque ya sabes qué tienes que hacer para recuperar tu salud. El problema es cuando te encuentras mal y las pruebas no son concluyentes. Este fue mi caso.

Yo tenía sintomatología relacionada con la enfermedad celiaquía, genética positiva (HLA DQ2 predisponiendo), anticuerpos en sangre negativos y biopsia intestinal tipo 1 en la escala de Marsh. Según los criterios de aquel momento, lo digestólogo me dijo literalmente que todavía no era celiaca porque no tenía suficiente afectación intestinal (tipo 1). Me hacía falta un resultado de la biopsia tipo 2 para ser celiaca.

Me podría haber alegrado por no ser celiaca y poder continuar comiendo normalmente la pasta, las pizzas, las galletas, el pan, etc. que tanto me gustaban. Pero me pregunté:

¿Sigo comiendo gluten y, de aquí a seis meses o dos años, vuelvo al digestólogo con el intestino más destrozado? Es decir, con un tipo 2 o más. Si lo hacía así, quería decir que me tendría que colgar la etiqueta de celiaca y no volver a comer gluten nunca más, y la recuperación seguramente sería más lenta.

Con esto, lo que quiero decir es que el diagnóstico de celiaquía cuando está claro es perfecto porque no admite duda. Pero, en muchos casos, el diagnóstico no está claro porque las pruebas no son concluyentes ni definitivas. Seguro que hay muchos más factores a tener en cuenta y que hoy en día todavía no se conocen.

Por este motivo, se ha descrito la sensibilidad al gluten no celiaca (SGNC) y no es nada más que el cajón de sastre de todas aquellas personas a quienes les hace daño el gluten, pero no tienen un diagnóstico de celiaquía de acuerdo con los protocolos establecidos.

Actualmente, para saber si tienes SGNC, hay que descartar primero la celiaquía y la alergia al trigo y, entonces, valorar si mejoras cuando retiras completamente el gluten de la dieta durante un periodo de 4-6 meses, o si empeoras, cuando lo reintroduces. También podemos hacer pruebas de intolerancia alimentaria (anticuerpos de tipos IgG) en sangre o analizar anticuerpos contra el gluten en heces.

La sensibilidad al gluten no celiaca (SGNC) no es nada más que el cajón de sastre de todas aquellas personas a quienes los hace daño el gluten, pero no tienen un diagnóstico de celiaquía.

Brenda Ballell

Mi decisión fue dejar de comer gluten para que mi sistema digestivo se desinflamase y regenerara, y lo hice muy bien durante un año. Mi salud cambió espectacularmente. A partir de aquel momento y hasta día de hoy, me permito alguna pequeña concesión de vez en cuando, básicamente si voy a un restaurante y me apetece comer algo que sé que me encantará. De este modo, con poca cantidad y de manera esporádica, mi salud intestinal y general no se ve afectada. Sí que lo sería si comiera de manera recurrente. Tampoco hace falta que vigile con las trazas.

Finalmente sobre el gluten, decirte que es una simple proteína, que nutricionalmente no nos aporta más que cualquier otra proteína que podamos encontrar en los huevos, la carne, el pescado, las legumbres, etc. Si eres celiaco, no comas nada, porque sufres una enfermedad autoinmune crónica desencadenada por esta sustancia. Ahora bien, si estás en el cajón de sastre de la SGNC (es decir, has comprobado que comiendo sin gluten te encuentras mucho mejor), por favor, no te castigues comiendo esta sustancia. Cambia tus hábitos y haz concesiones de vez en cuando, cuando te apetezca. Sobre todo, aprende a escuchar lo que te dice tu cuerpo.

Cambia tus hábitos y haz concesiones de vez en cuando, cuando te apetezca. Sobre todo, aprende a escuchar el que te dice tu cuerpo.

Brenda Ballell

Y si me dices que el gluten está en todas partes, te diré que tienes razón si tu alimentación se basa en cereales y alimentos procesados. Porque, y lo digo en mayúsculas, NI LA FRUTA, NI LA VERDURA, NI LAS LEGUMBRES, NI ALGUNOS CEREALES, NI LAS ENTONCES, NI LA CARNE, NI EL PEZ, NI LOS HUEVOS, NI LOS LÁCTICOS contienen gluten. Solo algunos cereales lo contienen, y evidentemente, la mayoría de alimentos procesados.

Conclusión, come alimentos reales y te estarás regalando salud y energía.